La negación del clientelismo – Andén 31

Uno de los mayores problemas conceptuales de la mirada crítica al “clientelismo”, desde la teoría, se deriva de su carácter euro-centrado, y por ende, epistemológicamente sesgado. Desde la teoría forjada en torno a la experiencia de la filosofía política moderna europea se ha tendido a ver las “formas americanas” como “incompletas”, “imperfectas” o, en el mejor de los casos, “híbridas”. Importando esas teorías, la intelectualidad en el ámbito de Buenos Aires ha esgrimido –y aún lo hace- explicaciones que no son directamente aplicables a otros escenarios de nuestro país. Ejemplo. En el ámbito de la milenaria cultura pan-andina de la cual nuestro Noroeste es parte, la figura del kuraka, jefe político local, estuvo siempre íntimamente asociada a la circulación de favores y a la redistribución del trabajo.

Políticas Sociales – Editorial 31

El señor Perogrullo podría haber dicho que es más fácil demoler un edificio que reconstruirlo. Nadie hubiera estado en condiciones de contrariarlo. A lo sumo, con algún gesto de desdén hubiese apuntando con el dedo la pantalla del televisor que contenía la imagen de un gran demoledor: Carlos Saúl Patillas. El golfista amateur que evitó el quórum opositor para satisfacer su ego es el mejor exponente. Él y Cavallo, en la apoteosis del credo neoliberal, fueron los artífices de la desarticulación del Estado, retirándolo en sectores claves y necesarios para aplicar políticas sociales en favor de los sectores vulnerables de la sociedad. Profundizaron el problema e intentaron resolver los problemas con dos soluciones que se complementaron: la represión –recordemos los sucesos de Cutral-Có– y el clientelismo.